Las comuniones son, sin duda, celebraciones muy especiales porque los mayores protagonistas son los niños, tanto el que celebra su primera comunión como los pequeños invitados. A la hora de organizar el banquete deberemos pensar primero en dónde realizarlo, nuestro consejo es buscar un lugar que tenga jardín o un espacio adaptado para que los niños puedan jugar. Una vez elegido el lugar, toca pensar en el banquete. ¿Nuestra recomendación? Pensar en los niños. Una buena idea para los aperitivos es que éstos sean llamativos y elaborados con productos que se sepa lo que son a simple vista para evitar preguntas constantes de "¿esto qué es?". Sobra decir que el menú infantil deberá ser adaptado a los más pequeños, fácil de comer y sin esperas, pues ya sabemos que poco aguantan sentados. El momento del postre es uno de los más esperados por los pequeños. Tradicionalmente es el que hace la comunión el encargado de cortar el primer trozo de tarta para quitar la foto, pero hay que pensar que la elección del pastel no siempre encaja con el gusto de todos. Por eso una idea increíble y que seguro que no falla es la del CANDY BAR. Otra de nuestras recomendaciones es contratar una empresa de animación con el fin de que los niños jueguen, bailen, se disfracen, se maquillen... y sobre todo, se diviertan mientras los adultos no tengan que preocuparse. En Catering Vigo queremos que el que no se preocupe por nada seas tú y por eso contamos con el mejor equipo para organizar tus celebraciones, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotros, decirnos que es lo que quieres y dejar toda la organización del evento en nuestras manos. CATERING VIGO
C/ Velázquez Moreno 9, 4º oficina nº 13, 36201 VIGO (Pontevedra) Información y Reservas: [email protected] - 665 36 50 35 Administración: 886 13 20 83. Fax: 886 13 20 83 Alégrate cada vez que terceros copien tus contenidos. Aunque no siempre te mencionen, en la mayoría de los casos es una publicidad gratuita de tu blog. Si, habéis escuchado bien. A mí me interesa que copien los contenidos de este blog. Evidentemente hay muchas maneras de hacerlo pero pocas para hacerlo bien. Me sigue asustando que muchas personas piensen que “coger una foto de Google” es lo más normal del mundo y totalmente legal. Derechos de foto de Fotolia La realidad es que te pueden caer fácilmente 1.000 euros de multas por hacerlo. Se pueden copiar contenidos de terceros de manera correcta y sin correr el riesgo de caer en la trampa jurídica.
Los beneficios que obtienes cuando terceros te copian Si eres blogger te interesa que copien tus contenidos mientras que te mencionen. Un simple plagio que no indica que eres la fuente original no te aporta mucho. No siempre las puedes evitar. De la mayoría probablemente ni te enteras. Es consecuencia del éxito de tu blog. No pierdas el tiempo cabreándote sobre ello. Alégrate sobre aquellos que te ponen como el origen de la información:
Haz que sea fácil copiar tus contenidos Para posicionarte en la blogosfera hazlo fácil que terceros te copien. Realmente te interesa. Es publicidad gratuita para ti y tu blog. 1. Menciona que permites la copia: es tan fácil como mencionar que no tienes ningún problema con una copia de tus contenidos. Podrías utilizar el estándar de Creative Commons para asegurarte que la cita se haga de manera apropiada. 2. Crea formatos adicionales al texto: vídeos de Youtube o presentaciones de Slideshare son un formato que son fácilmente insertable en cualquier blog. Además es un contenido atractivo que con un código facilitado por las plataformas está pegado en la web en cuestión de segundos. 3. Ofrece tu contenido a otras webs: si tu contenido es lo suficientemente bueno puedes ofrecérselo de manera proactiva a los blogs destacados de tu sector. En este caso tendrás que invertir un poco de tiempo en reescribir y modificar la versión inicial para evitar el tema de contenido duplicado. Cuando te copien alégrate. Aunque a veces sea sin mencionarte como fuente. Tus contenidos gustan y estas empezando a ser relevante. ¿Cuáles son tus consejos para que terceros copien tus contenidos? Si te ha gustado este post, cópialo… Pueden tomarse casi a cualquier hora e, incluso, y en función del tipo que sea, sustituir a una comida. Esta es una de las razones principales por las que los aperitivos ya se están convirtiendo en los platos estrella de los servicios de catering durante 2015. Aunque no es la única. Adaptabilidad Uno de los secretos para servir un buen aperitivo es que éste se adapte completamente a las necesidades del cliente. Es decir, si, por ejemplo, si el lugar elegido para presentarlo no dispone de muchas comodidades, tiene que poder degustarse de forma sencilla sin que el plato se eche a perder. O si se trata de un evento formal, la presentación debe ir acorde a las características del encuentro. E, incluso, conviene que se incorporen platos fríos y calientes y dulces y salados si se va a celebrar a una hora intermedia entre dos comidas principales. Variedad y calidad El hecho de que se trate de un tipo de catering que apuesta por pequeños bocados ofrece la posibilidad de ampliar la carta. Así, pueden incluirse platos de la cocina tradicional –incluso, de cuchara- servidos en los recipientes y las proporciones adecuadas, y también degustaciones de platos internacionales, de productos de temporada, pinchos, brochetas, etc. y acompañarlos con, por ejemplo, diferentes tipos de pan. Favorece la sociabilización Los aperitivos normalmente suelen degustarse de pie, aunque haya mesas auxiliares a las que acercarse para hacerse con alguno de los bocados. Esta circunstancia propicia que, al no haber una distribución determinada de los comensales en mesas cerradas, éstos puedan relacionarse con todos los asistentes por igual sin riesgo de que pueda resultar llamativo o incómodo. Ahorro económico Aún cuando la degustación que se sirva sea de gran calidad y un alto nivel de elaboración, un servicio de catering que apueste por los aperitivos conllevará siempre menos gastos que aquel que implique un menú completo con mayor número de platos. Fuente: GuiaCatering.com
Por Ana Lobo El brunch, bendito invento. Es la excusa perfecta para levantarte con resaca, tarde, y mezclar sin pudor un café con leche y tu bollo preferido, con unas tostadas con tomate y aceite y, por ejemplo, unos huevos revueltos. Lo que te pida el cuerpo. Si te apetece pastrami, también es bienvenido. Aunque lo suyo es hacerlo con amigos y, lógicamente, en fin de semana. Porque el brunch (aunque a estas alturas sobran las presentaciones) es la mezcla de desayuno y comida. Su propio nombre lo indica: breakfast + lunch = brunch. Así que después, dependiendo de cómo se dé la cosa, puedes culminar la jornada con un cóctel. O empezar la tarde. Todo depende… Lo mejor es que un brunch no requiere mucha complicación. Sus recetas son rápidas y sencillas. A veces tanto, como disponer los alimentos en plan bufete y que los invitados los combinen a su gusto. Aunque tampoco pasará nada si nos lo curramos un poquito… La hora de convocatoria más agradecida oscila entre las doce y la una, pero como la filosofía del brunch pasa por el take it easy, si tú invitas, tú decides. Lo que sí debes tener en cuenta es que hay un mínimo de cosas que no pueden faltar. A saber: - HUEVOS: Fritos, revueltos, en tortilla, cocidos… Sin ellos no hay brunch. Los que se consideran más típicos en estas ceremonias son los huevos estilo ‘benedict’ (en la imagen). Esto es: un muffin inglés (un pan redondo) abierto en dos mitades y sobre cada una de ellas, una loncha de jamón cocido, bacon o pastrami, un huevo escalfado y salsa holandesa (mantequilla, zumo de limón, yemas de huevos, sal, pimienta blanca y los más atrevidos pueden probar con polvo de cayena). Si no te quieres complicar la vida, será suficiente con un generoso revuelto de quesos, que (casi) nunca falla. En Inglaterra y EE.UU. son habituales los huevos revueltos con bacon y, en menor medida, una variante italiana de la tortilla rellena de carne y verduras al gusto, llamada frittata. - PAN: Otro imprescindible en lo que a brunch se refiere. Debe haber mucho y variado: blanco, de centeno, de cereales, con sésamo, integral, tostado, en picatostes… En la variedad está el gusto, así que no te cortes. - FRUTA: Deliciosa, ligera y sana, y más se si disfruta con la primera comida del día. Lógicamente, la de temporada estará mejor, pero seguro que nadie dirá nada si haces tu propia selección. Con la presentación, ídem: puedes servirla sola, en macedonia, en ensaladas, zumo o como se te pase por la cabeza. Y el tomate rallado con aceite de oliva virgen extra y sal, importante. - VERDURAS: También. Entran bien a cualquier hora y las ensaladas combinan prácticamente con todo. Aunque no es la única opción: cocinadas al horno o la plancha y combinadas con queso en quiche, crêpes, pancakes o tortilla están deliciosas. - LO DULCE: Que tampoco falte. Imprescindible el croissant, y se agradecerá si va acompañado de otro tipo de bollos y hojaldres: napolitanas, caracolas, palmeras... También gofres y tortitas (un truco para las segundas: quedarán más esponjosas si se sustituye parte de la leche por yogurt, y los más osados pueden probar con harinas menos comunes, como la de castaña), que se pueden combinar con siropes de todos los sabores, chocolate, mermeladas de sabores y miel, y también con productos salados. Por supuesto, pasteles y tartas serán bienvenidos. - Y LO SALADO: Quesos y embutidos sin cortarse, salchichas, bacon, hamburguesas, ahumados, carpaccios, patés, foie… Una receta muy simple y habitual en los países anglosajones son los hash browns, que no son más que trozos de patata cortada en juliana, tiras o cuadrados pequeños, y fritos como para hacer tortilla. - PARA DARLE EL PUNTO: Aceite de oliva, sal, vinagre, mantequilla, pimienta, hierbas aromáticas, sacarina y azúcar blanco y moreno. - LOS LÍQUIDOS ELEMENTOS: Agua, infusiones, café, leche, zumos naturales, cerveza, vino, cava o champán y cócteles. Porque el brunch, ya se sabe, permite mezclar de todo… Las distintas teorías sitúan los orígenes del brunch a finales del siglo XIX, pero divergen sobre si sus padres son los británicos o los estadounidenses. Los defensores de los primeros alegan que fue la revista de época Punch la que usó por primera vez el término, en una información sobre los sirvientes de la alta sociedad inglesa. Quienes creen en sus raíces americanas defienden que el brunch nació en las zonas rurales de EE.UU., donde los granjeros tomaban un buen aperitivo a media mañana, y que más tarde acuñó el término el periodista Guy Beringer en el semanario Hunter’s Weekly.
Casualmente, ambas publicaciones tuvieron lugar a finales del siglo XIX. En cualquier caso, el brunch es un producto anglosajón (de ahí que en su recetario se incluyan costumbres propias del sur de Estados Unidos, como la de tomar gofres con pollo frito, o los típicos beans ingleses) que ha conseguido hacer mercado en España. En pocos años, ha pasado de ser ese gran desconocido al último vicio de foodies de todos los paladares. Pero su mayor atractivo es que organizarlo en casa es rápido y fácil, y sobre todo permite deleitarse con guarradas como bacon bañado con sirope de arce. Delicioso, en serio. |
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Junio 2018
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