El postre siempre es algo por lo que los invitados de las bodas esperan ansiosos. Todos están expectantes para ver la tarta nupcial y el momento en la que los novios hacen los honores de partir el primer pedazo. Pero a la hora de comer el postre, no todos los invitados quieren probarlo. Algunos porque no es de su gusto, otros porque han comido demasiado, otros porque prefieren otro tipo de postre... en definitiva, aunque parece algo sencillo, la su elección también es una decisión difícil de tomar. Sin embargo, las tendencias en postres han ido cambiando y para bien. Atrás quedan las tartas inmensas de siete pisos, ahora lo que se lleva son los mini-postres. Los mini-postres son pequeñas delicias para las cuales podemos ofrecer una infinita variedad de sabores aunque los más clásicos son los de cheese cake, limón, mousse de chocolate, brownies con helado o frutas. Los mini-postres, conocidos también como dessert shots, sorprenden principalmente por su cuidada y sorprendente presentación. Se recomienda ofrecer entre 3 y 4 variedades por persona, en el supuesto de que no haya pastel de boda, y entre 2 y 3 si lo hay. Por tanto, la ventaja que ofrecen es su variedad, que permite poder adaptarse, en la mayor medida de lo posible, a todos los gustos. También cabe la posibilidad de ofrecer a cada invitado una mini réplica del pastel de boda, recurriendo a la fondant para sorprenderlos todavía más, aunque corremos el riesgo que de que se lo quieran llevar para casa.
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Junio 2018
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